Una demanda mayor a la prevista y la ralentización de la cadena logística por los nuevos protocolos, entre otros factores, han llevado al cielo las tarifas de transporte marítimo. Para las navieras, que ven cómo sus márgenes aumentan, se han alineado los planetas. Pero para la industria de comercio exterior latinoamericana se trata de una tormenta perfecta, en la que los importadores de Asia están siendo especialmente perjudicados, con alzas de más de 100% en los fletes.